Los descendientes
Los descendientes
Director: Alexander Payne
Caso ejemplar de ese no reproducir una situación sino de crear una situación del que nos habla Brecht a propósito del teatro épico. La de un esposo y padre en estado de perplejidad porque el coma de su mujer después de una accidente de surf, le hace rever su vida, primero a punta de promesas atento en sus dos roles: como esposo para la cuasi abandonada esposa en razón del enfrascamiento, llámese adicción al trabajo o simple descuido porque ¿qué tanta era la necesidad de borrarse? Como padre por idénticas razones. Se pregunta Matt qué hacer con una hija de 10 años, que casi no ha tratado, que no conoce, rebelde más de lo que su imaginación pueda concebir. La película abre con estas elucubraciones de Matt, sus promesas de buen marido y mejor padre si es que ella despierta, que despierte por dios. Del lado del espectador similar perplejidad y varias preguntas de dirección invertida. ¿Quién es este singular padre que no conoce a su hija de 10 años y menos seguramente a la adolescente de 17 que apenas ha nombrado, y que en los últimos tiempos casi no ha hablado con su mujer?
Los descendientes
Director: Alexander Payne
Caso ejemplar de ese no reproducir una situación sino de crear una situación del que nos habla Brecht a propósito del teatro épico. La de un esposo y padre en estado de perplejidad porque el coma de su mujer después de una accidente de surf, le hace rever su vida, primero a punta de promesas atento en sus dos roles: como esposo para la cuasi abandonada esposa en razón del enfrascamiento, llámese adicción al trabajo o simple descuido porque ¿qué tanta era la necesidad de borrarse? Como padre por idénticas razones. Se pregunta Matt qué hacer con una hija de 10 años, que casi no ha tratado, que no conoce, rebelde más de lo que su imaginación pueda concebir. La película abre con estas elucubraciones de Matt, sus promesas de buen marido y mejor padre si es que ella despierta, que despierte por dios. Del lado del espectador similar perplejidad y varias preguntas de dirección invertida. ¿Quién es este singular padre que no conoce a su hija de 10 años y menos seguramente a la adolescente de 17 que apenas ha nombrado, y que en los últimos tiempos casi no ha hablado con su mujer?
El guionista, novelista, director crea la situación. El accidente y el coma no es la situación, ellos son lo simplemente episódico; la situación es la reacción de Matt y lo que vendrá. Después de escuchar al médico decir que ella no despertará, después del dolor y del quiebre Matt afrontará los quehaceres para preparar la despedida. La película invita a mirar con ojos nuevos. ¿Por qué no llamar por teléfono en lugar de emprender largos periplos para anunciar la próxima muerte de ella e invitar a despedirse? He ahí el absurdo que no reside en los hechos reales sino en el tratamiento que el personaje les brinda.
Comedia o drama. Seriedad o humor. Plasticidad del protagonista. Seriedad que linda con la domesticidad, a Matt no se le ocurre más que obedecer cuando la sra le reclama que la niña, su rebelde hija, debe disculparse ante su compañera.
No comprendemos porqué se la califica de comedia, porque es el mismo Payne en entrevista quien habla de comedia. Es cierto que no es drama ni tragedia pero que tal si habláramos de tragicomedia. Hay notas de humor pero el tratamiento es serio, diferencia con W Allen. Hay sí un poco de cinismo pero nada para reír.
El espectador, o acaso solamente la espectadora, no se identifica con el actor o protagonista, hay distanciamiento, es un tipo raro, una de las tantas variedades del tipo, alta burguesía. Luego está el muchacho, el amigo o novio de la hija que se suma inesperadamente al viaje; algo decidido irrevocablemente por la hija, por la hija mayor, la de 17, un tanto cínico el muchacho, ríe y burla en medio del drama, humor negro acaso. Dice el director que habría que redefinir el concepto de “comedia”. Acaso no se trate tanto de comedia como de ser conscientes del absurdo de la vida y reflejarlos. Eso debe hacer el cine, esa es la clave. “No estamos hablando de comedia, sino de la conciencia del absurdo de la existencia detrás de cada detalle. Nos creemos todos tan importantes, y luego leemos los últimos descubrimientos en astronomía y vemos lo jodidamente pequeños que somos...”. Payne en parte se identifica con su personaje Matt, su serena resignación, ese sentirse responsable pero al mismo tiempo perdonarse: por el fracaso de su matrimonio, por su impericia para educar a sus hijas, por su torpeza en general. Hay un elemento kafkiano, el absurdo, pero sin la perplejidad, el absurdo rondando sin ruido el orden de lo cotidiano y de la costumbre. El absurdo con humor, humor negro, sarcasmo. Dice Payne “hay que aceptar el absurdo, no queda otro remedio y tener un sentido del humor hacia ello”.