Volvemos

12 de agosto

El día siguiente -33 años que murió mamá, el recuerdo en medio del torbellino- el día siguiente del triunfo por 15 puntos, en nación, 17 en provincia. A todos nos descolocó, no lo esperábamos, no por tanto, y hasta por momentos la duda y el miedo, de engañarnos otra vez; en realidad las que nos engañaban eran las encuestas, el clima se sentía, en el aire, difuso pero constante, como si los otros se hubieran escondido, ahora resonaban  nuestras voces. Felices, nos  saludamos con gestos cómplices, los dedos de la V, nos abrazamos, nos decimos palabras únicas, pensar que la mitad de la gente que en la calle pasa a nuestro lado está de nuestro lado. Ahora que somos tantos ya no hace falta convencer, los hechos hablan y las mentiras armadas se disuelven en la voz  de las urnas, los votos que dicen y cantan el mismo repiqueteo. El recuerdo del presagio a veces con tono triste y vacilante “vamos a volver” despertando ahora con la certeza y la alegría del estar ahí veraz y contundente. Tanto abrazo, tanta gente en la calle, tanta esperanza cumplida, tanta esperanza brotada. Estamos llenos de mares, de caricias, de abrazos; el aire que se puebla de música y colores. ¿Es poética la alegría? Sólo sé que la tristeza vence, el pueblo alegre jamás será vencido. Habrá que componer una tercera versión de Casa tomada.