Al fin llegó, que se la veía venir se la veía, y sin embargo, muchos se quedaron como en pausa, tiempo de verano, todavía de vacaciones, algunos se quedaron   varados fuera de casa, otros se apresuraron a salir,  no perder el finde, y  a la vuelta todo se embardó, las rutas saturadas, multas, broncas, opiniones encontradas…

 

Escuchando llamada ajena: estoy en la cola de la verdulería, faltan tres antes de mí, pero se demora, la cosa es que la gente compra mucho, habla mucho, compra por no quedarse desprovista y habla por compensación, por todo lo que tiene que quedarse muda en casa, por estar sola, por estar acompañada.  Porque..,  una es la mudez de la mudez, otra es cuando ya no te aguantas  y te vas al silencio.

12 de agosto

El día siguiente -33 años que murió mamá, el recuerdo en medio del torbellino- el día siguiente del triunfo por 15 puntos, en nación, 17 en provincia. A todos nos descolocó, no lo esperábamos, no por tanto, y hasta por momentos la duda y el miedo, de engañarnos otra vez; en realidad las que nos engañaban eran las encuestas, el clima se sentía, en el aire, difuso pero constante, como si los otros se hubieran escondido, ahora resonaban  nuestras voces. Felices, nos  saludamos con gestos cómplices, los dedos de la V, nos abrazamos, nos decimos palabras únicas, pensar que la mitad de la gente que en la calle pasa a nuestro lado está de nuestro lado. Ahora que somos tantos ya no hace falta convencer, los hechos hablan y las mentiras armadas se disuelven en la voz  de las urnas, los votos que dicen y cantan el mismo repiqueteo. El recuerdo del presagio a veces con tono triste y vacilante “vamos a volver” despertando ahora con la certeza y la alegría del estar ahí veraz y contundente. Tanto abrazo, tanta gente en la calle, tanta esperanza cumplida, tanta esperanza brotada. Estamos llenos de mares, de caricias, de abrazos; el aire que se puebla de música y colores. ¿Es poética la alegría? Sólo sé que la tristeza vence, el pueblo alegre jamás será vencido. Habrá que componer una tercera versión de Casa tomada.

 

En un momento estuve a punto de titular esta ensayo “Defensa del populismo” luego desistí, pensé que si bien ese era el punto de partida en el título debía reflejarse un punto de llegada. Algún motivo quería hacerme  rebobinar para dar con aquello más originario por lo que tenía que hablar de populismo, la demonización del hecho maldito. Maldito por ser el depositario de todos los males, demagogia, corrupción, ilegalidad, despilfarro, intervencionismo estatal. Se le adjudica a cualquier tipo de gobierno desde la izquierda a la ultra derecha xenófoba, aún cuando estos sean lo diametralmente opuestos.  Tanto es así que Chantal Mouffe quien junto a Laclau es una de las más importantes teorizadoras del tema está comenzando a hablar para mejor delimitarlo, de populismo de izquierda.  Presentado como una amenaza, esta mirada negativa que intenta confundirlo en la noche en que todos los gatos son pardos, busca sin duda demonizarlo para borrarlo del espectro de posibilidades  y mantener como única opción el neoliberalismo



Como lectura de ciertos acontecimientos-signo de nuestro aquí y ahora, en especial en la Argentina y por extensión en Latinoamérica, tratamos de conformar dialógicamente un concepto de política y de determinar en que medida estamos hoy ante su renacimiento entendida en una modalidad diferente de la tradicional. Para ello entramos en  conversación con escritos de Laclau, Ranciere, Mouffe, Badiou, entre otros, no para adherir sino para poner en debate y ensayar  una interpretación  de la escena que recoja y amplíe el espectro de las interpretaciones. Con el objetivo de interpretar la historia reciente de Argentina y Latinoamérica tratamos de abordar el concepto de populismo. En primer lugar para ver si a través de él podemos entrar en diálogo con el pensamiento clásico Marx, Foucault, y algunos nuevos abordajes Rancière, Badiou y en especial Laclau-Mouffe componiendo  en una especie de collage el tema de la construcción de pueblo y hegemonía. En estos momentos en que han surgido procesos varios de potenciación del juego político en el marco de lo que podemos nombrar como populismos esta ponencia intenta pensar en torno a ellos. En primer lugar para  definir populismo estableciendo diferencias y semejanzas incluyendo una clara sinonimia con otras nociones como construcción de un pueblo, operación hegemónica, y la noción misma de política, ciertamente, en una nueva versión. En segundo lugar con la intención de desdemonizarlo en estos tiempos en que con el fin de degradarlo se lo confunde con procesos que se hallan en las antípodas  y sólo se los distingue adjuntándole el calificativo “de derecha” o bien hablando llanamente de populismo y  mezclando todo en un mismo saco.

Un nuevo contrapunto: protocolos

M- Martín Fierro es ya un objeto construido por diversas, sucesivas lecturas, interpretaciones, desvíos. Muchas fueron las voces que se levantaron y fueron a su turno respondidas: retrucadas, alabadas o condenadas. ¿Símbolo patrio o tipo singular? ¿Héroe o gaucho matrero? ¿Mito o antimito? Como una cebolla se ha ido moldeando por capas y capas de decires y retruécanos. Nuestro texto, ahora, trata de agregar un eslabón a eso que, aunque no guarde las formas de tal por lo disperso en el tiempo, es un largo diálogo sobre el Martín Fierro.

J- Es cierto, todo texto se completa de forma decisiva en su lectura, y éste cuya interpretación se juega en una serie de problemas o debates históricos, asume de modo más explícito o consciente ese enunciado; más que otros el Martín Fierro se produce y reproduce en ese vaivén entre el texto y la tradición de sus lecturas. Por eso en este nuevo diálogo se tratará de repensar y recorrer la distancia entre el texto y esa serie de lecturas: se trata –todo el tiempo- de ir del texto a sus lecturas, de éstas nuevamente al texto, buscando nuevos problemas, nuevas claves de interpretación.

M- Muchas son, en verdad, las opciones posibles de desplegar, pero todo diálogo se prende de una cuerda y presume algo de coincidencia y un poco de disenso. No se puede dialogar en el acuerdo total ni desde la diferencia absoluta. Desde estos presupuestos, armamos el marco de una conversación imaginaria que se cuelga de un discurrir por siempre inconcluso, expandido en el tiempo. Nos colamos, entonces, en la marea de este diálogo histórico con voz apenas audible, sin pretensión de originalidad, recordando más bien palabras ajenas, viejas polémicas. Y avanzamos en el trazado del contrapunto no sólo como una manera de rememorar y remover viejas lecturas y discusiones, sino de hacerlo además en el marco de una constelación de conceptos pertenecientes a la estética romántica: mito, épica, tragedia, héroe, identidad, destino. Pero el Martín Fierro es en principio también un concentrado de dicotomías cuya expresión emblemática acaso sea la de civilización y barbarie, síntesis abigarrada de una larga serie de oposiciones -sólo en parte equivalentes pero siempre vinculadas- de índole política, ideológica, social o literaria. Nos detenemos –para empezar- en esta última, un debate sobre el género, por cierto, muy imbricado de trasfondos políticos.


…. es Civilización y barbarie. La idea no fue desarrollar América según América, incorporando los elementos de la civilización moderna, (…) como quien abona el terreno donde crece el árbol. Se intentó crear Europa en América transplantando el árbol y destruyendo lo indígena…

                                                                                Arturo  Jauretche

Antes de comenzar

M- Hablemos de los motivos, de los disparadores. Ya mucho antes de leer o más bien de releer a Jauretche -tenía una primera lectura de juventud bastante soterrada- me rondaba la idea de seguir la deriva de la dicotomía sarmientina de civilización y barbarie en la certeza de que se trata de una idea madre que atraviesa toda nuestra literatura y nuestra historia social. Y no me refiero a los límites de la nacionalidad sino a todo lo que tiene que ver con la patria grande latinoamericana, sólo que en razón de la extensión aquí acotaremos el discurso a nuestra realidad cercana.  Señalemos también que nuestra otra conversación -sobre el Martín Fierro- también fue como una deriva que habría de desembocar  necesariamente en el tema; queda registrado en el título del último tramo. Pero aún podríamos preguntarnos por qué insistir en el tema, por cierto que se trata de un tema recurrente…

11 de septiembre de 2011

Septiembre negro, setiembre, mes lleno de sucesos memorables, no porque merezcan la memoria sino porque ella es no prescindible, no se la puede eludir. Mes, también, de sucesos innombrables. La radio, empero que se apoya en las efemérides rememora, trae a presencia y ahora más que nunca cruza, combina, hibrida dos acontecimientos alejados si nos movemos en el espacio-tiempo reciente  11 de setiembre del 73, 11 de setiembre del 2001; ambos marcan virajes en la historia cercana, regional, latinoamericana el primero, cercana mundial, el segundo; virajes también en la historia personal.

Hace unas semanas a propósito de los festejos de otro aniversario patrio y de la participación de los jóvenes cayeron comparaciones de las juventudes hitleristas y la organización de la Cámpora. Aunque la desafortunada comparación provenía de  un miembro de la oposición ya harto conocida por sus objetivos meramente destituyentes, y fue repudiada por una gran mayoría, me interesó el comentario de una oyente radial “cuidado con estas comparaciones porque los jóvenes que desconocen van a pensar que el nazismo es bueno”. 

 

Por Enrique Del Percio

Estimada Mónica:

Nuestro amigo Mariano me solicitó que hiciera la reseña de su libro, y ahora que lo terminé creo que más que haberlo leído he dialogado con usted, por lo que si me lo permite quisiera continuar el diálogo a través de esta “carta abierta”, en todos los sentidos que hoy tienen para nosotros estas dos palabras. Es estimulante ver que aún se hace y se publica filosofía en serio, en tiempos en que algunos creen que el objeto de estudio de la filosofía es la filosofía y escriben papers tan aburridos como intrascendentes (eso sí: publicados en revistas con referato), mientras otros suponen que se puede hacer filosofía con el mismo rigor analítico que emplea mi tía Eduviges para pontificar –con más certeza que un taxista, pero sin tomarse el trabajo de leer ni los diarios– acerca de todos los problemas que aquejan a la humanidad. 

 

Fragamentos de conversación a partir de las lexturas de Ranciére, Ladagga y oros,

Mónica: Todo gira en torno a dos motivos estrechamente vinculados; el del rol activo del lector o espectador y el de la democratización del arte; como veremos el primero no es más que un aspecto del segundo. A la base de ambos se aloja una particular concepción de cultura entendida como: ideas, acciones, ciertos modos de producción de obras o prácticas, formas de visibilidad y  conceptualización de las mismas, así como los  modos de exhibición y  circulación  de los productos que favorecen determinados encuentros. Me parece que esta noción de cultura, equivalente a lo que Rancière llama régimen de las artes,  es lo que se revoluciona, por lo tanto es clave que no se puede soslayar para comprender las transformaciones en ese régimen cuyos ejemplos son el documental La comuna de Watkins, y los productos del grupo Wu Ming. (Dejemos para el final los comentarios acerca del alcance de esas transformaciones). Lo interesante de esta noción es que en  ella el término cultura no es entendido como mero producto sino como proceso que abarca a todo el sistema o régimen de la producción, circulación y recepción.  La pregunta implícita que actúa de disparador es ¿qué se entiende por cultura en este nuevo paradigma? Después de la cual vendrá como corolario –se me ocurre- la de si de ahora en más no tendríamos que hablar de cultura en lugar de arte. 

 

Por Juan Albin

Sin duda Rousseau ocupa una posición central en la reflexión estética de los   comienzos de la modernidad. Por eso, en primer lugar nos ocuparemos aquí de ciertas nociones  de claro sentido crítico que luego serán retomadas por pensadores posteriores, en especial los de las generaciones románticas. Tales son: propuestas estéticas alternativas como la fiesta, en tanto espectáculo que evita las representaciones y la música en tanto lenguaje originario, ambas sólo comprensibles en el marco de la crítica profunda del estado social presente que lleva a cabo Rousseau. En segundo lugar, se trata de reconocer la gran influencia que Rousseau tuvo en la reflexión estética posterior y a la vez el poco reconocimiento que tiene esa influencia. En efecto, su aporte para la estética parece haber quedado borrado tras un pasaje famoso de la Crítica del Juicio. ¿Qué es un juicio estético?, se pregunta Kant allí. ¿Qué sería un juicio estético, por ejemplo, ante la vista de un palacio? 

Fragmento de la conversación surgida en el curso de las reuniones del Seminario de Estética y política a partir de la lectura de Estética relacional de Nicolas Bourriaud,Estética de la emergencia de Reinaldo Ladagga y La sociedad del espectáculo de Guy Debord, de la cual participaron 3 miembros del grupo.

M: Me parece que el tema central de estas lecturas es el pasaje, tal como lo plantea Guy Debord, de la sociedad del espectáculo a la sociedad de figurantes para el cual sería clave la noción de arte relacional. El pasaje tiene que ver con el cambio de una actitud de observación pasiva del receptor, a la de participante activo. Un pasaje que va de la primacía de lo visual al contacto, lo táctil, el encuentro. De la tv al video-juego. De esto surge una serie de diferencias interesantes siempre en la misma línea. En primer lugar la noción de arte que ya no sería una serie de objetos colocados en un relato llamado historia del arte, sino una actividad que consiste en producir relaciones con el mundo con la ayuda de signos, formas, gestos u objetos. (ver para más detalles el post Glosario sobre estética relacional)